lunes, 1 de mayo de 2017

Terrorismo la nueva excusa del capitalismo





Amigos las protestas que se están viviendo en Brasil, México, Chile, son la respuesta del pueblo contra las políticas económicas neoliberales.  El capitalismo ha logrado consolidar el golpe de estado contra Brasil, pero su monigote Temer solo ha logrado enfureceral pueblo brasileño a costa de retroceder en el producto bruto interno en MENOS 3,6% y aumentando la pobreza, la cual había sido un logro nunca antes visto y exaltado por los propios organismos del capitalismo.



El asunto era quitarle el piso al socialismo en franco desarrollo en Sudamérica, debilitar el Mercosur a los países del ALBA y han conseguido su propósito: derribar a sus máximos líderes pero el cambio de dirección de sus políticas económicas están siendo rechazadas cada vez de forma más virulenta por las naciones, no solo en Brasil, también en Argentina, Chile, Paraguay y hasta en el desinformado pueblo peruano se está cultivando, vía redes sociales,  un inconformismo contra toda la corrupción que con jactancia inverosímil se instala ante nuestros propios ojos en todos los estamentos del estado.

Los pueblos, los trabajadores hermanos de todo el mundo empiezan a abrir los ojos. Cierto es que hubo corrupción en los gobiernos de corte socialista que apoyamos, pero estamos inmersos en el sistema capitalista donde TODO ES CORRUPCIÓN y/o todo conlleva a la corrupción; no podemos entrar al lodo sin ensuciarnos, sin tragar un poco de barro; porque así está constituida la dialéctica de las cosas; no hay bien sin su mal, no hay vida sin su muerte; en un sistema donde todo es plus valía (en buena cuenta ROBO) es innegable que para vivir dentro de él se hace menester lo vedado, lo cual no significa que lo avalemos, pero no justificarlo significaría quitarnos posibilidades de lucha y de triunfo en nuestro objetivo de alcanzar un fin supremo: el de la justicia social.



Venezuela renunciando a la OEA se ha liberado de la espada de damocles que pendía sobre ella; ahora con el aumento salarial del 60% y sin la preocupación de la aplicación de la "carta democrática" (léase injerencia sangrienta sobre la soberanía) se espera un mejor manejo de las "protestas pacíficas" financiadas por el imperio y las clases adineradas del país llanero.



El imperio también ha logrado poner en conflicto a Medio Oriente, destruyendo Libia, Irak; volviendo primer productor de droga a Afganistán, haciéndolo retroceder un siglo!! el avance cultural que había logrado bajo el tutelaje de Rusia; ha puesto en zozobra  sangrienta a Siria; financia el terrorismo de oposición en Venezuela; amaga beligerancia a Corea del Norte poniendo en pánico al mundo y a su propio aliado Corea del Sur, cuando lleno de armas un pueblo cerca de la península; mientras que sus aliados como Israel, demuele la moral y dignidad del pueblo palestino, roba inmisericordemente sus tierras, exporta ilegalmente para su propio beneficio el yacimiento de gas en el mar de Gaza y por su parte, Arabia Saudita, sigue bombardeando Yemen.

Terrorismo



Amigos, el terrorismo internacional que se ha convertido en una de las principales amenazas para la paz y la estabilidad, La mayoría de organizaciones terroristas tienden a ser producto de los esfuerzos de una organización política, financiera y militar extranjera, estos grupos sirven para poderes o intereses externos.

 Las “revoluciones” se exportan a diferentes países que supuestamente sufren bajo regímenes antidemocráticos, luego se implantan regímenes “democráticos” desde el exterior y favorables al imperio y sus aliados. Debido a esta política, algunos Estados están a punto de desaparecer como Afganistán, Libia, Irak en donde lo que buscan es balcanizar aquellos países tipo lo que sucedió con Yugoslavia y la antigua URSS.



La decisión de Trump de lanzar una bomba GBU-43 sobre un sistema de túneles y cuevas pensadas para ser utilizadas por el EI ha sorprendido a la comunidad política y plantea la posibilidad de que pueda enviar más tropas a la región. Ya en febrero, el comandante de la misión estadounidense en Afganistán, John Nicholson, afirmó a la Comisión de Fuerzas Armadas del Senado que EE.UU. necesitaría a miles de soldados para entrenar con eficacia a los soldados afganos.

El pasado 17 de marzo, la coalición internacional ―liderada por EE.UU.-- perpetró un ataque aéreo sobre Mosul (Irak) que, según reportes, se cobró la vida de unos 200 civiles.


A los pocos días después de asumir la presidencia de EE.UU., Donald Trump ordenó una incursión en Yemen, la cual ya había sido planeada por el presidente Obama. Durante la operación de las fuerzas especiales de EE.UU., murieron varios civiles y el marine William 'Ryan' Owens.
EE.UU. apoya a su aliado Arabia Saudita en el conflicto tras el golpe de los rebeldes hutíes, lanzando "controvertidos" ataques con drones contra los grupos rebeldes y armando a las fuerzas locales. Además, destaca que desde el Congreso han pedido a Trump que busque la aprobación para nuevas intervenciones.


Yemen




El 25 de marzo de 2015, Arabia Saudí, el país más rico de la región de Oriente Medio, lanzó una gran invasión contra el pueblo más pobre del mundo árabe, es decir, Yemen. Miles de ataques aéreos contra esos rebeldes, aliados de Irán. Hasta diciembre de 2016, las prácticas de los aliados de los sauditas costaron la vida a más de 10.000 personas y generaron crisis humanitarias y hambrunas en el país más pobre de Oriente Medio.

Los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Catar, Kuwait, Baréin, Jordania, Sudán y Marruecos se aliaron al régimen de Riad en esta guerra. Asimismo, después de la gran ofensiva saudí contra el territorio yemení, países como Turquía, EE.UU. y el régimen sionista la calificaron de legítima y apoyaron a la administración de Abd Rabu Mansur Hadi, insistiendo en combatir al movimiento popular yemení Ansarolá.

Desde el inicio de la operación de la coalición saudí contra Yemen, ésta determinó los siguientes objetivos: restablecer en el poder al expresidente fugitivo yemení, Mansur Hadi, oponerse a la concesión de cualquier cargo al expresidente, Ali Abdolá Saleh, en el futuro político del país, debilitar al movimiento popular Ansarolá y conseguir que estos depongan sus armas.

Estos son los objetivos aparentes, pero, en realidad, las verdaderas causas que se esconden detrás de esta invasión se pueden ubicar en tres contextos: local, regional e internacional. Es decir, la guerra se llevó a cabo para desviar la atención de opinión pública saudí sobre los problemas internos que enfrenta el país, impedir la propagación del despertar del pueblo yemení hacia el territorio saudí, a causa de la preocupación de Riad por la relación entre los chiíes residentes en Yemen y los suyos, prevenir el fortalecimiento de los chiíes en Yemen, luchar contra la influencia de la República Islámica de Irán en sus cercanías, intensificar la iranofobia, así como luchar contra el eje de Resistencia y presentarse como un poder regional.


El estrecho de Mandeb (Bab el-Mandeb)

El estrecho de Mandeb es una de las arterias energéticas clave en el mundo, por lo que incluso una pequeña probabilidad de que pueda ser bloqueado provocaría una brusca subida de los precios del petróleo, como ya pasó tras el inicio de los bombardeos de la coalición.

Si la crisis continúa, el estrecho será objeto de una constante lucha entre las partes en conflicto. Si la crisis continúa, el estrecho será objeto de una constante lucha entre las partes en conflicto.



Al analizar las consecuencias y los hechos en el terreno durante la invasión de dos años,  ha conllevado negativas consecuencias para Riad: una crisis financiera, la intensificación de los problemas internos, la pérdida de su prestigio militar, el aumento de la influencia de varios grupos terroristas en sus fronteras (Daesh y Al-Qaeda), además de ser testigo de las creciente protestas en su contra, tanto en Yemen como en otros países.
Con estos puntos se puede decir que los saudíes, que pensaban que en cuestión de varios meses podrían tomar el control de Yemen, hoy día, califican la situación como un caso mundial y comienzan a pensar en encontrar una salida digna a la misma con la ayuda de EE.UU. y la ONU, ya que, hasta el momento, su operación no ha conseguido otra cosa que efectos negativos.

El fracaso saudí a la hora de conseguir sus objetivos ha convertido la invasión en una guerra de desgaste cuyo resultado ha sido la destrucción casi total de las infraestructuras e instalaciones vitales yemeníes. Durante dos años de constantes ataques, los aeropuertos, centros de salud, escuelas, edificios públicos, carreteras, puentes, sistemas de abastecimiento de agua y electricidad han quedado destruidos, especialmente en aquellas zonas donde se encuentran los combatientes de Ansarolá. Se estima que el daño ocasionado en Yemen es de unos 50 mil millones de dólares. En este contexto, en agosto pasado, un informe conjunto del Banco Mundial, la ONU, el Banco de Desarrollo Islámico y la Unión Europea (UE), revela otro dato, y señala que la invasión ha ocasionado daños por unos 7 mil millones de dólares a la infraestructura y más de 7 mil millones más a los sectores de la economía y la producción.



Crisis humanitaria sin precedente desde 1945

Si bien la Coalición había afirmado que su objetivo es luchar contra Ansarolá y sus aliados, en realidad, son los civiles quienes están pagando con su vida esta campaña bélica. Niños, mujeres, jóvenes y ancianos son los que pierden sus vidas a causa de los bombardeos saudíes o de la hambruna. De hecho, el régimen de Riad ha bloqueado Yemen por aire, mar y tierra, y no permita la llegada de ayuda a los afectados por la guerra. Durante estos 24 meses de invasión, unas 12 mil personas han perdido la vida y decenas de miles han resultado heridas. Según la ONU, Yemen vive una de las peores crisis desde 1945. En este sentido, el jefe de asuntos humanitarios de la organización, Stephen O'Brien, señaló que actualmente, el país es escenario de la "peor crisis humanitaria en el mundo", donde dos tercios de sus 18,8 millones de habitantes necesitan asistencia y más de 7 millones "ignoran de dónde provendrá su próximo alimento”, recordando los desplazamientos masivos de la población debido al conflicto que experimenta el país. Asimismo, la ONG Human Rights Watch y otras entidades jurídicas internacionales, así como Médicos Sin Frontera, han calificado la invasión saudí como el peor crimen de lesa humanidad.

No obstante, ante estas cifras escalofriantes, la Organización de las Naciones Unidas prefirió mantenerse en silencio y no tomar medidas de presión contra el país árabe, a cambio de sus donaciones, por lo que retiró sin reparos su denuncia de que la campaña de bombardeos de la Coalición en Yemen es la responsable del 60 % de la muerte de 785 niños. Este hecho contradice el principal rol del organismo; salvaguardar la paz mundial y proteger los derechos humanos.   



Con todo lo expuesto hay que plantear un tema importante: Arabia Saudí está cometiendo los crímenes gracias al dinero con el que está sobornando a organizaciones internacionales, como la ONU, y gracias al silencio de la comunidad internacional. De ahí la vital importancia y urgencia de dar a conocer la profundidad de estos delitos que se están registrando en el país árabe, para evitar que se produzcan otros casos semejantes en el mundo.



ONG al servicio de la CIA

Desde la Paz de Westfalia en 1648 y la aparición del Estado-nación, los actores fundamentales en las relaciones internacionales fueron exclusividad de los mismos Estados.

Sin embargo, las Organizaciones No Gubernamentales (oenegés) que hicieron sus primeras incursiones a finales del siglo XIX, no gozaron del reconocimiento internacional hasta el establecimiento de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, cuando se les otorgó una función consultiva por ese organismo, según lo establecido en el artículo 71 del capítulo 10 de la carta de las Naciones Unidas.



A partir de 1945, las oenegés pasaron a ser actores importantes en las relaciones internacionales, pero también útiles instrumentos para los propósitos geopolíticos de las potencias hegemónicas.

Tema central

Es harto conocido que EE.UU. financia varias Organizaciones No Gubernamentales (oenegés) en América Latina, Europa Oriental, Asia, Eurasia y África con el fin de debilitar o torcer el brazo a los gobiernos soberanos e impulsar sus propios intereses políticos y económicos.

Bajo la estrategia de golpes suaves o Revoluciones de Colores, teorizada por los estrategas estadounidenses Gene Sharp y Joseph Nye, la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por ‎sus siglas en inglés) de EE.UU. crea la Fundación Nacional para la Democracia (NED), la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y el Instituto Republicano Internacional (IRI), para la concreción de sus planes geopolíticos y la promoción de sus intereses en el mundo.

Según datos públicos de la agencia, la misma gasta cerca de 30 millones de dólares al año para apoyar a partidos políticos, sindicatos, movimientos disidentes y medios informativos, buscando, como dicen ‘promover la democracia y los valores occidentales en el mundo’.

La verdad, es que esos gigantes recursos provenientes de los fondos públicos estadounidenses son utilizados para la desestabilización de gobiernos democráticos y progresistas y nacionalistas que no se subordinan a los intereses de Estados Unidos.

Una perla MÁS de la ONU ¿no es para morirse de risa?



Muchas veces estas oenegés se presentan con perfiles medioambientales o humanitarios y altruistas, pero su verdadero propósito es ganarse la aceptación popular y tener una alta injerencia en la política interna de los países que no se subordinan a los intereses imperiales.

Durante los últimos años, varios países de América Latina, como Venezuela, Ecuador y Bolivia, pero también Rusia, China, Siria e Irán han denunciado las acciones intervencionistas encubiertas de EE.UU. que través de sus oenegés financian a otras en sus respectivos países y a los partidos políticos de oposición con el fin de subvertir el orden democrático.


El siglo XXI trajo nuevos desafíos para el imperialismo estadounidense. Con sus ojos puestos en el Oriente Medio, Asia, Eurasia y Europa Oriental, subestimaron las capacidades de los pueblos de esta región y la visión de sus líderes.

Cuando voltearon, ya la Revolución Bolivariana había echado raíces en Venezuela, y su ejemplo recorría por todo el continente. Los pueblos de Ecuador, Bolivia, Nicaragua, entre otros, se levantaron contra la opresión y el invierno neoliberal que los ahogaban.

De inmediato, Washington activó sus oenegés para el financiamiento de los partidos políticos y las organizaciones no gubernamentales que promovían su agenda.

En los últimos 10 años, más de 15 millones de dólares ha destinado la Fundación Nacional para la Democracia (NED) a sectores de la derecha que se amparan bajo la figura de las llamadas ONG y partidos políticos en Venezuela. Esto de acuerdo con los informes que son publicados anualmente en su misma página web.

En Venezuela, estos recursos han servido para financiar, además, los actos vandálicos y terroristas conocidos como ‘las guarimbas’ contra el Gobierno del extinto presidente Hugo Chávez y del actual presidente Nicolás Maduro.

Cabe destacar que en mayo de 2013, El presidente de Bolivia, Evo Morales, acusó a la agencia USAID que operaba en el país andino desde 1964, de injerencia en asuntos políticos internos, y decide expulsarla para siempre de su territorio.

¿Puede permitirse un país soberano la injerencia disimulada de un país extranjero a través de terceros ‘nacionales’?

Acaso, el hecho de recibir dinero de una potencia hostil que persigue mantener sus privilegios, no convierte a esos grupos en agentes al servicio del extranjero?


Por último un video muy interesante sobre las confesiones de un sicario económico del sistema capitalista



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