domingo, 18 de junio de 2017

Planetarización sangrienta del capitalismo



“La verdad nunca se encuentra en el resultado concreto, provisional sino en todo aquello que vincula el resultado a su principio o fundamento “(Hegel)

Amigos, Marx el gran discípulo de Hegel, nos decía que para que triunfe la burguesía, el capitalismo tenía que planetarizarse. Esto está sucediendo de una manera sangrienta. Las recientes rupturas diplomáticas y cierres de fronteras de los países árabes con Qatar nos dejaban la sensación de incertidumbre, puesto que Qatar y Arabia Saudí, en relación al apoyo a los grupos terroristas, son dos caras de una misma moneda. Pero una cosa son los negocios de la guerra y otro son los negocios estratégicos.



A la par de esto (“al parecer”) va llegando a su fin la guerra desatada contra Siria; a pesar de la ausencia de noticias al respecto, nos topamos con las causas de estos dos acontecimientos (la ruptura de relaciones con Qatar y el preludio del fin de la guerra con Siria) lo que nos da un ejemplo perfecto de cómo funciona la dialéctica histórica y por qué no debemos esperar una polarización de los actos, sino más bien una alternancia entre antagónicos, muchas veces incomprensible, para los que vemos desde el exterior y completamente desinformados los acontecimientos; lo cual da a la historia un sentido caótico si nos atrevemos a mirarla hacia atrás; pero un hecho no es más que el resultado de muchos hechos, de muchas circunstancias que confluyen en un momento histórico.

En su reciente visita a Riad, Donald Trump al tiempo que firmó un acuerdo militar con el anfitrión, pidió a los países árabes que aíslen a Irán, adversario regional de Arabia Saudita y aliado de aquellos países que no desean ser usados por los intereses del capitalismo occidental.

Esta aparente alineación del mundo árabe y sunita contra Irán colisionó con una relación ambivalente que Qatar, miembro del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), mantiene con la teocracia chiita, a la que evita criticar con la dureza que suelen emplear Arabia Saudita y los Emiratos.

“La causa” de la disputa de ahora, se debió a unos tweets de la agencia estatal Qatar de noticias (los cuales fueron borrados) en la que el gobernante supremo de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani habló calurosamente sobre Irán e incluso elogió a la Resistencia Libanesa de Hezbollah, un partido chiíta que es un aliado de Irán, pero considerado un grupo terrorista por Arabia Saudita y los EEUU. Aunque Qatar insiste que el tweet fue producto de un hackeo, los saudíes no lo creen así.

Qatar no es pro-iraní, pero el pragmatismo monetario ha llevado a Qatar a buscar posibles oportunidades de negocios, especialmente en lo que respecta a los acuerdos de gas con la República Islámica. La idea de que un miembro del Consejo de Cooperación del Golfo tenga alguna relación positiva con Irán va en contra de todo lo que representa Arabia Saudita y EEUU.

De hecho, Doha y Teherán mantienen fuertes relaciones económicas en relación con la industria petrolera y gasífera. Ambos países comparten el yacimiento de gas más grande del mundo, el South Pars-North Dome, ubicado en el golfo Pérsico.

Los países del Golfo han acusado repetidas veces a Qatar de compartir la agenda política de Irán, a pesar de que sus relaciones diplomáticas empeoraron en 2016, cuando Arabia Saudita cortó sus vínculos con el país persa luego de que manifestantes atacaran su embajada en Teherán.

Así, tras el anuncio del bloqueo árabe a Qatar, la agencia estatal iraní Fars anunció que un funcionario del gobierno en Teherán ofreció enviar un cargamento de comida "en 12 horas" a Doha, ya que el cierre de fronteras terrestres comenzó a perjudicar el abastecimiento de alimentos.



Qatar (Rothschild) se asocia con Rusia


En mayo 2016, el presidente Vladimir Putin anunciaba que podía vender un paquete del 19,5% de la petrolera estatal Rosneft pero únicamente a dos inversores estratégicos, ya que uno solo no podría acometer el montante de la operación. En cualquier caso la privatización de ese porcentaje seguía dejando el control de la petrolera en manos estatales rusas.

Pues bien, en Diciembre del 2016 Rusia vendió a Glencore y Qatar un 19,5% de ese gigante petrolero ruso Rosneft. Justo antes de esta transacción, Rosneft había adquirido la compañía petrolera Bachneft. Este es un gran acuerdo estratégico que permitiría finalizar la guerra en Siria (puesto que el gaseoducto que pasaría por Siria ahora pasará por Turquía) bueno, esto si no hay sorpresas de última hora, como un ataque sorpresivo de la OTAN por ejemplo.

La noticia se apunta a una operación a medias, entre Glencore Xstrata y el Fondo Soberano de Qatar –Qatar Investment Authority (QIA)-. Todo un apaño Rothschild, porque en realidad, el Fondo qatarí, es también de Nathaniel Rothschild (Glencore Xstrata y su oficina en Qatar).



Turquía y el gaseoducto.

Las relaciones ruso-turcas se enfriaron el pasado noviembre después de que Ankara rechazara disculparse ante Moscú por el derribo de un bombardero ruso Su-24 en Siria. Sin embargo, a finales de julio Erdogan decidió enviar a Putin una misiva disculpándose por el suceso, tras lo que se inició un proceso de acercamiento entre ambos países.

Superado el impase el presidente ruso, Vladímir Putin, y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, firmaron un acuerdo sobre el proyecto Turkish Stream, que prevé la construcción de un gasoducto con dos ramales.

El acuerdo intergubernamental "presupone la construcción de dos ramales del gasoducto principal en el fondo del mar Negro", ha señalado Alexéi Miller, presidente ejecutivo de la empresa rusa Gazprom. "La potencia de cada ramal es de 15.750 millones de metros cúbicos de gas", ha precisado.

"Uno de los ramales está destinado a los suministros de gas al mercado turco, mientras que el otro, a los países europeos a través del territorio turco", ha explicado. "El plazo determinado para la construcción de las dos líneas marinas es diciembre de 2019", ha añadido Miller.

El líder ruso ha señalado tras la reunión con Erdogan en el marco de la 23.ª edición del Congreso Mundial de Energía en Estambul, que los dos países han tomado el rumbo para "realizar los planes del presidente de Turquía de crear en este país un gran centro energético".

El proyecto Turkish Stream –que reemplaza al proyecto South Stream (bloqueado por la UE) – prevé la construcción de un gasoducto con una extensión de 1.100 kilómetros que llevará el combustible hacia la frontera entre Turquía y Grecia, donde se pretende crear un centro de conexión para que distribuir el gas al resto de Europa. Asimismo, será un complemento al gaseoducto Blue Stream, en servicio desde 2005 y que atraviesa el fondo del mar Negro.

Turquía es el segundo mayor cliente de Gazprom en la región después de Alemania. La asociación de gas entre Rusia y Turquía empezó en 1984, cuando se firmó el primer acuerdo. Hoy en día Turquía es uno de sus socios extranjeros más importantes en este sector.

En fin amigos, son por estos acontecimientos que parece que la guerra cruenta de Siria está llegando a su fin, y los terroristas, al no tener ya que desestabilizar a Siria puesto que sin gaseoducto perdió interés para EEUU, se están exportando a otros países con el único objetivo de “aportar” a los gobiernos anfitriones sus actos terror, para que estos puedan hacer las leyes que le sean necesarias para mantener oprimidas a sus poblaciones y lanzarse al saqueo de nuevas fuentes de riqueza; todo esto, como se puede advertir NO ES GRATIS, sino que es financiados por los mismos gobiernos ansiosos de seguir con el negocio de la guerra y sus venta de armas.

En lo particular, prefiero ver esta privatización de la Rosneft como una estrategia rusa para terminar la guerra ante la OTAN ya que ahora los Rothschild son parte de los acuerdos; pero me queda la sensación de que todos juegan el monopolio de la muerte, en donde las víctimas solo son guarismos deleznables para los fines de más riqueza que persiguen los oligarcas.

El acuerdo en sí, es parte de un posicionamiento entre la petrolera de JP Morgan, ARAMCO y de otro lado Glencore Xstrata (que hasta ahora se había colocado a través de la holandesa Shell), para lograr cuotas de posicionamiento de ventas en el mercado mundial de petróleo. Si se quiere vender hay que estar en uno de los dos grupos, o el británico sionista Rothschild, o el skulls and bones norteamericano sionista JP Morgan y Rockefeller. Todo es lo mismo; pero no lo es para todo, y más si se trata del reparto financiero mundial de la torta.



La guerra de Arabia Saudíta contra Yemen

Por otro lado, EEUU, Arabia Saudita y los aliados de la OTAN siguen presionando para aislar a Irán; pero estimo que no porque pretendan que el aislamiento iraní sea una operación fácil, sino por el gran negocio de venta de armas que han encontrado al destruir al país más pobre de la región (Yemen) arrojándolo a la hambruna y desnutrición; y con un saldo que pasa las 10 mil víctimas mortales de las cuales el 93% son civiles, según cifras proporcionadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Además de esto, existe el estrecho de Mandeb (Bab el-Mandeb) en Yemen, el cual es una zona de gran tránsito de cargueros petroleros que las potencias energéticas desean tener controlado. Aprovechando la guerra civil en Yemen Arabia Saudí ha desatado una cruenta guerra contra Yemen para devastarlo y tener controlado y de aliado no solo a su gobierno sino controlar el estrecho de Mandeb cuyo bloqueo o peligro de conflictividad es capaz de aumentar los precios del petróleo.

Por todo esto el líder del movimiento popular yemení Ansarolá, Abdulmalik Badreddin al-Houthi, citado por el canal de televisión yemení Al-Masirah ha asegurado que “Arabia Saudí ha aumentado sus ataques aéreos contra Yemen solo para satisfacer a Trump (…) Con la llegada de Trump al poder, han cambiado las prioridades del mundo”.


En esta línea, el dirigente del movimiento de resistencia yemení ha indicado que Arabia Saudí es uno de los países que aplican las iniciativas de EE.UU. A su juicio, Washington ha ofrecido a Riad un “generoso apoyo diplomático” y “está vigilando de cerca sus ataques” en el suelo yemení.

Estas declaraciones de Al-Houthi hacen alusión también a la venta de armas por EE.UU. a Arabia Saudí, hecho que pone de evidencia el apoyo que el país norteamericano ofrece a Riad en la agresión a su vecino sureño, iniciada el 26 de marzo de 2015 para restaurar en el poder al expresidente fugitivo Abdu Rabu Mansur Hadi —fiel aliado de Riad— y que ha causado la muerte de más de 10.000 civiles, según cifras proporcionadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).



Donald Trump en Arabia Saudta 

Durante el viaje de Donald Trump a Arabia Saudí fueron suscritos acuerdos en diferentes campos y el mandatario estadounidense recompensó a sus anfitriones con un paquete de armamento por 110.000 millones de dólares con el que se pretende fortalecer la seguridad saudí. El volumen de los acuerdos era tan significativo que Trump, durante una reunión con el príncipe heredero saudí Mohamad bin Nayef, dijo: "Fue un día formidable, enormes inversiones en Estados Unidos". Además del campo económico, Trump anunció un relativo apoyo a la invasión saudí en Yemen. Sin olvidar a Irán, calificándolo como el eje principal de propagación del terrorismo en la región. Todo dicho para satisfacer a su aliado árabe en la región de Oriente Medio.

Fomentar la rivalidad armamentística en la región puede considerarse otro factor que motivó al magnate a realizar este viaje. Trump, que es también reconocido como un exitoso comerciante, es consciente de que la venta de armas a un país en Oriente Medio, en este caso a Arabia Saudí, provoca a otros gobiernos de la región a fortalecer su poderío militar. En otras palabras, el aumento de presupuestos militares de los países árabes, que resulta en comprar nuevos armamentos, beneficia los intereses económicos de Washington.

Trump ha dado al régimen de Al Saud vía libre en la región. Los hechos son bien conocidos. Durante cinco décadas, Riad ha extendido su propia e intolerante versión del Islam (no se practica en ningún otro país musulmán). Los correos filtrados de la exsecretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, pusieron de relieve que en los últimos años, el régimen saudí, junto con Catar, han financiado clandestinamente a los terroristas de Daesh y a otros grupos radicales y extremistas en la región. Asimismo, los saudíes tiene una relación muy estrecha con los terroristas de Al-Qaeda en Yemen.

Medios estadounidenses señalaron, que además de la venta de armas, la empresa petrolera nacional Saudí Aramco firmó acuerdos por 50 mil millones de dólares con empresas estadounidenses. El ministro de Energía, Khalid al-Falih dijo que los convenios que incluyen a todas las empresas ascendieron a más de 200 mil millones de dólares EE.UU. Otro convenio, entre Saudi Basic Industries Corporation y la estadounidense Exxon Mobil, una empresa dirigida hasta hace poco por el secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, fue firmado para construir un complejo químico por 20 mil millones de dólares. Ello en una conducta que ha sido clásica en la dirigencia estadounidense: firmar contratos multimillonarios donde alguna vez tuvieron intereses y lo tendrán en el futuro cuando dejen sus cargos públicos.

A pesar de los lazos, cada día más estrechos entre Riad y Tel Aviv, algunas voces del sionismo alertaron sobre la compra de armas saudí. El Ministro de Infraestructura, Energía y Recursos de Aguas, Yuval Steinitz, expresó su preocupación por el acuerdo de armas entre Riad y Washington “Cientos de millones de dólares en acuerdo de armas es algo por lo cual necesitamos recibir una explicación. Sobre todo porque la Monarquía saudí es un país hostil y debemos asegurar que se mantenga la ventaja militar cualitativa de Israel. Este no es país con el que tenemos relaciones diplomáticas y nadie sabe qué es lo que depara el futuro. Espero que recibamos pronto respuestas. Esto es algo que definitivamente debería preocuparnos”. El ministro Ayoob Kara – de origen druso - también expuso el tema durante una reunión de ministros del Likud, preguntándole al primer ministro, Benyamin Netanyahu, si no estaba preocupado por el hecho de que Riad se está convirtiendo en “una potencia mundial superior a nosotros”. Netanyahu dijo que discutiría el asunto en el Gabinete.



Arabia Saudita, Yemen y la república de Yibutí

Arabia Saudí, tras invadir y ocupar la isla yemení de Socotra, ha procedido a construir allí una base naval ilegal; pero también ha entrado en conversaciones con el gobierno de Yibuti para construir una Base Militar y Naval en las costas del país africano. Según el Ministro Yibutí de Relaciones Exteriores Mahmud Alí Yusef “ se está trabajando para concluir algunas cuestiones técnicas para la construcción de una base militar marítima saudí en las costas de nuestro país que es bienvenida vista la inseguridad que vive la región. Del mismo modo que la presencia de China, naval o militar es parte de la misma lógica de los países que tienen la capacidad de contribuir a la paz y seguridad en una región que es muy problemática”



La presencia saudí en Yibuti pone en grave riesgo el tránsito expedito y libre de los supertanqueros petroleros que navegan desde el Golfo Pérsico hacia el Canal de Suez, pasando por el Estrecho de Bab al – Mandeb (Yemen) , una de las rutas de navegación con mayor actividad en el mundo, que es utilizada igualmente la flota de petroleros de Irán. Con la Casa al Saud, declarada enemiga de la nación persa, que ocupa además la isla de Socotra, agrede a Yemen y se instalará ahora en las costas de Yibuti la posibilidad de presionar a Irán es una posibilidad más que cercana. Por su parte Egipto ha extremado recursos políticos y diplomáticos para impedir este acuerdo entre Riad y Yibuti para la construcción de una base Militar en el pequeño pero estratégico país africano. Desde la cancillería Egipcia se dio a conocer a medios como Al Jaliy y Al Yadid que “El Cairo se opone con fuerza al acuerdo para establecer una base saudí en suelo yibutí pues considera que el país del este africano está bajo la influencia de Egipto y es considerada como parte de la idea de la profundidad estratégica de Egipto hacia el sur africano”.

Recordemos que el año 2010 el ex presidente yemení Saleh y el general Petraeus acordaron la entrega de la isla Socotra - ubicada en la entrada oriental del Golfo de Adén - a Estados Unidos para el establecimiento de una base naval., conformando con Yibutí y la base naval británica en la isla Diego García un triángulo estratégico, destinado a dominar esa zona del planeta. Decisión que encuentra ahora a la Monarquía wahabita dominando la isla tras ocuparla militarmente con el claro objetivo de tensar las relaciones con la república islámica de Irán, que ha logrado un prestigio regional de envergadura tras los Acuerdos Nucleares firmados en julio del año 2015, el apoyo a la sociedad siria, al gobierno y pueblo de Irak y su decidido apoyo al Movimiento Ansarolá en la defensa de la soberanía de Yemen frente a la agresión saudí, junto al respaldo a la lucha del pueblo palestino y del pueblo de Bahréin contra el régimen de los Al Jalifa. El tablero de rivalidad entre Teherán y Riad se traslada hoy a Yibutí donde la nación persa observa con cautela los pasos de la Casa al Saud, que ha volcado todas su debilidades internas, económicas, políticas y sociales, contra Irán y donde la guerra de agresión contra Yemen cumple el papel de válvula de escape.

En el interesante análisis del cientista político Fernando López “Irán se presentan ahora como un actor necesario desde Damasco hasta Saná y clave para la estabilidad de la región, desplazando a Riad a una posición donde no sólo pierde poder sino que queda en evidencia, aliada a lo peor del wahabismo fundamentalista. Tensar la lucha contra su adversario regional le permite acumular poder gracias a una paradoja coyuntural; su aliado histórico, Estados Unidos, está demasiado débil para imponer condiciones o frenos a la política del rey Salmán, pero no puede abandonar a Riad, debido a la trama de intereses que se tejieron desde el Pacto de Quincy, en 1945 “ La Casa al Saud ve el avance y prestigio de Irán como una amenaza creciente y un rival de temer, con aliados en países de oriente medio que luchan contra el tutelaje wahabita, con entendimientos con Moscú y Beijing y enorme influencia sobre el Eje de la resistencia.


El estrecho de Mandeb (Bab el-Mandeb) en Yemen

El estrecho de Mandeb en Yemen, es una de las arterias energéticas clave en el mundo, por lo que incluso una pequeña probabilidad de que pueda ser bloqueado provocaría una brusca subida de los precios del petróleo, como ya pasó tras el inicio de los bombardeos de la coalición. Si la crisis continúa, el estrecho será objeto de una constante lucha entre las partes en conflicto.

Por esto, Yibuti, ubicado en el denominado cuerno africano ha devenido en un país apetecido por las grandes potencias mundiales y sobre todo con interés y oportunismo por la Casa al Saud, que aprovechando su cercanía y su política bélica en la zona, desea explotar la actual coyuntura, para asentar su presencia tanto en las costas de Yemen como en Yibuti. Esto acarreará, tarde o temprano coletazos de implicancias mayúsculas, por la importancia estratégica para el comercio y la seguridad internacional.


Yibutí

La República de Yibutí, pequeño país situado en el denominado Cuerno Africano, se ha convertido en presa de la ambición de los apetitos hegemónicos de países tan diversos como Estados Unidos, Italia, Japón, Arabia Saudí y China.

Los gobiernos de estos países, por razones políticas, económicas, ideológicas, militares, de control marítimo, ampliación de sus rutas comerciales y la necesidad expresada de resguardarlas, por razones logísticas, de abastecimiento o la afirmación de un control hegemónico en la zona, han establecido y proyectan bases militares en un territorio ubicado estratégicamente. Zona donde el tema del comercio mundial energético – por la cercanía con el estrecho de Bab al-Mandeb que comunica al Océano Indico con el Mar Rojo y con ello al Canal de Suez, puerta de entrada al Mediterráneo y los mercados europeos – adquiere una importancia fundamental. Por esa ruta transitan barcos con 4 millones de barriles de petróleo al día y el 90% de las exportaciones de crudo a Japón y el 40% de las necesidades energéticas de Europa. “Controlar militarmente ese punto de paso obligado, donde confluyen las principales rutas petroleras y comerciales entre Asia y Europa, equivale a controlar el Canal de Suez” afirma el periodista italiano Manlio Minucci.

Yibuti tiene 23.200 kilómetros cuadrados, 900 mil habitantes que viven en uno de los suelos más inhóspitos en el este del continente africano, con vecinos como Eritrea por el norte, Somalia por el sureste, con costas sobre el Mar Rojo y el Estratégico Golfo de Adén. Limita al este con Etiopía con quien ha estrechado fuertemente los lazos a partir de la venta de electricidad de Addis Ababa a Yibuti y el tráfico ferroviario comercial tras la pérdida de salida al mar de Etiopia tras la declaración de Independencia de Eritrea el año 1993. Tránsito ferroviario que beneficia a ambos países ya que el 90% de las importaciones etíopes – con una población de 95 millones de habitantes – entran por el puerto de Yibuti y este país se beneficia de un mercado que es 97 veces más grande.

Este importante medio de transporte y comercio tuvo, a partir del año 2015 un hito fundamental, al reemplazar la vieja infraestructura ferroviaria construida por Francia el año 1917, por una nueva y moderna gracias al capital y la construcción llevada a cabo por China, que según los planes de Beijing servirá de pivote para su expansión a través del continente africano, sobre todo en la idea de avanzar a Sudán, la República Centroafricana y Camerún, conectando de ese modo el Mar Rojo con el Atlántico. Esto, indudablemente despierta el apetito del gigante asiático en ávida búsqueda de mercados.

En la actualidad, en Yibuti, existe presencia militar permanente de cinco países: Francia con 1.900 soldados, con apoyo aéreo compuesto por 7 aviones Mirage 2000, un C-160, 5 helicópteros Puma y dos Gazelle ubicados en la zona portuaria del llamado puerto de Yibuti. Italia con 300 soldados apostados en una base naval dotada de 10 Patrulleras rápida y 44 vehículos de transporte y blindados. Japón con 600 soldados acantonados en una base aledaña a la base estadounidense de Camp Lemonnier y que ha decidido ampliar su 12 hectáreas actuales, bajo la presión China. España con una dotación de medio centenar de soldados y un avión de reconocimiento. Se une Alemania con un contingente temporal.




El país con mayor presencia es Estados Unidos apostado en la base militar Camp Lemonnier, que sirve de cuartel general de 4.500 soldados y 1.200 tropas especiales dotados de 20 aviones F15 y una base de drones. Utilizado para coordinar acciones encubiertas en Yemen, Somalia y otros puntos de África y Oriente Medio, ya sea en el denominado combate a la piratería, a grupos terroristas como Al Shabab, como también en el apoyo a la agresión Saudí a Yemen. En un interesante trabajo de Manlio Minucci este señala “Desde Camp Lemmonier, despegan diariamente aviones espías, drones asesinos y aviones de combate F-15E Strike Eagle, que se dirigen sobre todo hacia Somalia y Yemen, a sólo unas decenas de kilómetros del estrecho. Los comandos que realizan las incursiones operan de forma clandestina, al extremo que ni siquiera los militares estadounidenses desplegados en la base conocen la identidad de sus efectivos. Es también bajo las órdenes de ese mismo Mando que operan los “contratistas”, o sea asesinos contratados, como francotiradores y expertos en técnicas de asesinato”

En el caso de China, el gobierno de Yibutí dirigido por Ismael Omar Guelleh ha manifestado, que el interés de Beijing por instalar una base militar permanente en Obock, ciudad portuaria ubicada al norte de la capital de Yibuti “es una decisión bienvenida”. Proyecto que se viene trabajando desde el año 2015 cuando se firmó un acuerdo que permite a la fuerza naval china utilizar el puerto principal del pequeño país africano. Todo ello en el marco del creciente intercambio comercial e inversiones chinas en el continente africano, que ya sitúa fondos por más de 200 mil millones de dólares y que no está dispuesto a que se pongan en peligro. A lo que se une la alianza comercial tejida con Yibuti, en orden a convertir e a este país en socio principal en materias de apoyo a obras de infraestructura multimillonarias: construcción de seis puertos, dos aeropuertos, un ferrocarril transoceánico y devenir así en un polo comercial del Este Africano. Beijing quiere estar allí en ese momento como actor principal y lo está logrando, a punta de inversiones – cerca de 10 mil millones de dólares en el último lustro - y presencia militar, en una estrategia que ha puesto nervioso a Washington.

China, quien firmó un contrato por diez años con Yibuti, desembolsa 100 millones de dólares anuales con el objetivo de “utilizar esta base militar sobre todo como punto de descanso y rehabilitación de los militares chinos que acompañan embarcaciones civiles en el Golfo de Adén, para apoyar operaciones pacíficas de la ONU y con fines humanitarios” según señaló Beijing en un comunicado oficial, para dar respuesta al malestar de Washington. El gobierno de Xi Jinping está decidido a jugar sus cartas de potencia mundial, consignando que no es el inicio de una expansión militar o una carrera armamentista, sino la defensa de sus intereses en la zona. Tal decisión implicó el envío de un contingente de 700 soldados con el fin de asegurar sus intereses petroleros en el Sur de Sudán. Al estilo del general Romano Cayo Julio César al cruzar el Rubicón “alea jacta est” la suerte está echada y no hay quien detenga a China.


Venezuela camino a convertirse en un nuevo medio oriente

Los yacimientos petroleros de Venezuela contienen las reservas más grandes del mundo. Después de décadas de juicios, la Exxon Mobil (heredera de la Standard Oil de New Jersey), fue derrotada por el gobierno de Venezuela. La Exxon Mobil aspiraba a recibir 12.5 mil millones de dólares por la nacionalización de sus intereses en el país suramericano. Sólo recibirá 900 millones. La petrolera más grande del mundo tenía en 2016 un precio de mercado de 400 mil millones de dólares.



Herramientas EEUU para legalizar el atropello

El ex presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, emitió el 9 de marzo del 2015 una nueva orden presidencial al declarar una "emergencia nacional" por considerar una "amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior de Estados Unidos planteada por la situación en Venezuela".

En el documento se sanciona a 7 funcionarios militares, judiciales y policiales de Venezuela por presuntamente violar derechos humanos y políticos del imperio. La acción ejecutiva ordena la suspensión de visas y la congelación de bienes en territorio estadounidense. Dichas sanciones estarían basadas en la Ley de defensa de derechos humanos y sociedad civil de 2014 de Venezuela, que Obama firmó el 18 de diciembre de 2014. 

Con todo esto, amigos queda sentado, que los hechos de la historia son resultados de otros hechos que, si no los conocemos o estamos desinformados puede llevarnos a pensar que la historia es absurda o caótica; cuando en realidad se trata de intereses que pugnan por hacerse dueños de una situación que los mantengan en el poder y liderazgo. Muchas de las luchas que se gestan para mantener en la pugna estos intereses son en realidad genocidios que los medios de comunicación ocultan y disfrazan para que no sepamos lo sanguinario, represor y cínico que es el sistema capitalista, tan cínico que La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, dijo en la 35va sesión del consejo de la ONU en Ginebra, Suiza, que el “rápido deterioro de la situación de los derechos humanos en Venezuela” obliga a una rápida intervención del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en ese país, y advirtió que de no hacerlo, Estados Unidos se podría retirar de ese organismo.

En un discurso Haley remarcó las preocupaciones estadounidenses sobre la efectividad de ese cuerpo conformado por 47 países que ya había expresado en un artículo editorial publicado bajo su firma en el Washington Post durante el fin de semana, diciendo que Estados Unidos “observa cuidadosamente el Consejo y nuestra participación en el mismo”.

Todo esto coincide con el golpe de Estado en Brasil que ha llevado a constituir una base militar internacional temporal en la frontera amazónica entre Brasil, Perú y Colombia y a programar los primeros ejercicios militares en Sudamérica.

Con el Golpe Parlamentario a Dilma Rousseff (proceso en el que el gobierno de Estados Unidos mostró un sospechoso “perfil bajo”) , las compañías lograron acelerar la disputa por las tan preciadas reservas de hidrocarburos. Pasados dos meses del golpe, la Cámara de Diputados aprobó una reforma a ley que exonera a Petrobras de la obligación de mantener una participación mínima del 30% en la explotación del Presal , permitiendo acceso directo a las transnacionales de hidrocarburos para explotar las reservas de petróleo de Brasil . Uno de sus impulsores fue nada menos que José Serra, siguiendo con un compromiso previamente adquirido, tal como se percibe en los Wikileaks mencionados anteriormente.

Así, Petrobras ya no detenta el monopolio sobre los hidrocarburos brasileños. El primer negocio de apertura se dio con la empresa francesa Total SA para vender activos por 2.2 mil millones de dólares. Incluye participación en campos petroleros y en dos estaciones de energía térmica. A cambio, Petrobras recibió en un primer momento 1.6 mil millones de dólares, además de poder optar participar en la producción campos de petróleo del Golfo de México, actualmente bajo la propiedad de Total y ExxonMobil . Precisamente, un dato a destacar es que el cambio en la legislación ha generado expectativas en Exxon Mobil, la única transnacional estadounidense que no tenía presencia en Brasil, y que ya está planeando sus próximos pasos para acceder a las reservas off-shore de ese país. Otra de las empresas que primero se benefició fue la estatal de petróleo noruega, adquiriendo Carcará por 2.5 mil millones de dólares



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