EEUU: teatro de operaciones frente a China

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No hace falta ser un gran analista para darse cuenta que el sistema capitalista liderado por Estados Unidos necesita además de reservas energéticas, darle movimiento al negocio de sus trasnacionales y  asegurarse con ello, la hegemonía mundial que tiene,  de ahí deviene su estrategia en  Asia Pacífico, para contener  y eventualmente agredir a China

La administración Obama, en enero  anunció que Asia-Pacífico es el centro de sus preocupaciones, ya que ve en Rusia y  China amenazas (?)

Eso explicaría las guerras estadounidenses en Irak y Afganistán (país limítrofe con China), su rol de promotor de la desestabilización en Siria y aún de agresión y amenaza bélica contra Irán. Del 8 al 18 de abril hubo en Bahrein un ejercicio militar estadounidense con nueve países de Medio Oriente; y el 15 de mayo pasado hubo un segundo, en Jordania, llamado “Operación Eager Lion”, con 12.000 soldados norteamericanos y de quince países de Medio Oriente.

Eso respecto a una parte de Asia. Sobre la región del Pacífico, en junio en Singapur estuvo el jefe del Pentágono, Leon Panetta, como parte de una gira de varios días por el sureste asiático.

Allí ratificó que para 2020 el 60 por ciento de la fuerza naval estadounidense estará en esa zona, en las cercanías de China. Panetta confirmó que hacia allá enviarán “6 portaviones, submarinos nucleares adicionales, nuevos bombarderos estratégicos, medios antisubmarinos y de guerra electrónica y la mayoría de los navíos de superficies disponibles”. Una verdadera guerra fría contra China

Washington solivianta los reclamos de varios países de la zona contra China, en el mar que lleva su nombre (Mar de China). Taiwán, Malasia, Singapur, Brunéi y Filipinas son algunos de los convocados para formar un bloque “anti-chino” que tendrá detrás al poder norteamericano.

Así, cuando la secretaria de Estado, Hillary Clinton, visitó Beijing, lo hizo luego de una  gira de 10 días por estos países en la región Asia-Pacífico; gira  que Estados Unidos ha definido como  clave para defender su hegemonía mundial.

La reunión terminó sin ningún acuerdo. Además de la pretendida injerencia en el conflicto del mar de China y las islas Diaoyu que, al este, Japón reclama como suyas Otro tema de discordia fue la situación en Siria.  El canciller Yang le subrayó a la señora Clinton: “la historia juzgará que la posición China para el tratamiento de la crisis del país árabe,  es la más apropiada; estamos a favor de una solución negociada y de ninguna presión externa”.

Y los hechos lo están demostrando;  los pueblos de Oriente Próximo han empezado a derrocar a Gobiernos pro occidentales, según expertos de Al Jazeera (principal canal de noticias del mundo árabe y uno de los más importantes del mundo)

El mundo árabe “se está deshaciendo del control de EEUU”, atacando embajadas estadounidenses, mientras las tropas norteamericanas intervienen en guerras infames, señala Al Jazeera.

Sin embargo, a Washington no le queda otra alternativa que seguir  aplicando su política de presión y fuerza en Oriente Próximo ya que, de aceptar  los cambios que se producen en la región, sería un grave revés para su industria bélica y su deteriorada situación financiera; y un triunfo para China, Rusia y la paz mundial, tan azoradas por la expansión del imperio yanqui.

Hu Jintao, presidente de China,  planteó que los diferendos con otros países de la zona respecto al Mar de China deben ser solucionados en forma bilateral. Washington, en cambio, trata de armar un frente de “todos contra Beijing”, echando leña al conflicto para ubicarse como el gran bloqueador. Controlar ese mar es pues, parte de su  estrategia para condicionar y doblegar a China, poniendo sus armas a tiro de donde fluye el comercio vital. La señora Clinton, en su actual gira por Asia-Pacífico, viene trenzando esa alianza contraria a China y por los conflictos le fue bien en esos  países, no así en el gigante asiático, puesto en guardia. Wen Jibao directamente le pidió “respeto para la soberanía y la integridad china”.

Pero EEUU le importa muy poco las exhortaciones de respeto;  en plena escalada de tensión entre Tokio y Beijín por las disputadas islas Diaoyu, llamadas Senkaku por Japón; EEUU y Japón realizarán maniobras militares conjuntas  a principios de noviembre, simulando la invasión de una isla por fuerzas extranjeras (!!).

Eso no es todo, EEUU ya  firmó acuerdos con Australia y Nueva Zelanda para colocar allí bases militares y marines, cuyas armas apuntan hacia Beijing. Con Filipinas negoció reactivar las bases militares ya existentes. Y eso llevará a Asia y los océanos Pacífico e Índico, a más de los 300.000 efectivos que ya tiene en este momento en decenas de bases.

Con semejante despliegue bélico, queda claro cuál es la potencia militarista que pone  en riesgo la seguridad de China y en general  la paz mundial.

Pero, como siempre, tratando de distorsionar la realidad, los medios de prensa afines al Departamento de Estado difunden que el gran peligro es el “rearme chino”. Por ejemplo, han hecho un escándalo porque el presupuesto de Defensa de Beijing se duplicará para el año 2015. Pero resulta que esa partida aumentó en 2011 el 12,7 por ciento, llegando a 91.500 millones de dólares (65,570 millones de euros); sin  embargo,  el presupuesto “oficial” del Pentágono es de 662.000 millones. El impacto del gasto militar chino es el 1,5 por ciento del PBI, en tanto que el norteamericano supera el 4,8 por ciento.

China está preocupada por su defensa y no es para menos. El 31 de agosto informó que la Fuerza de la Artillería No.2 del Ejército Popular de Liberación realizó varios lanzamientos de prueba de misiles balísticos, entre ellos el intercontinental DF-41, “capaz de alcanzar cualquier parte de EE UU después de penetrar su sistema de defensa de misiles”.

Como parte de un plan para crear una flota moderna y potente, la Armada china recibió en una ceremonia solemne su primer portaaviones, Liaoning,  adquirido a Ucrania a precio de chatarra, a condición de su no uso militar. Algunos medios chinos afirman que el gigante no estaría operativo antes de 2017.

A pesar de todo este tipo de informaciones alarmantes, los pueblos del mundo permanecen en silencio debido a la información manipulada que ofrecen los medios de comunicación, la mayoría de ellos ligados al gran capital. Difundir las intenciones de los abanderados del capitalismo, llevar a una conflagración mundial por la obtención de más riqueza, se torna en un deber que debemos asumir para cooperar con nuestro granito de arena a la supervivencia del planeta.